Escrito por: Argelia MedinaCon las redes sociales recuperamos viejos amigos, mantenemos el vínculo con los que están lejos, compartimos nuestros intereses y encontramos un espacio para expresarnos, sin embargo también nos arriesgamos. No hablo de los hackers informáticos que pueden robar tu información (si les interesara), ni de los usos que dan las páginas personales a tus datos (descritos en los “términos y condiciones de uso” que nunca leemos), sino de los comentarios y personas que nosotros mismos incluimos en ellas.
Las personas a las que das acceso a tu perfil en un segundo pueden exponer tu intimidad, incluso sin mala intención, basta un comentario público o una foto que no querías exponer. Y como si fuera poca la imprudencia ajena, nuestro propio descuido puede llevarnos a las situaciones más embarazosas.
Entonces, ¿la culpa es del facebook? Cuando ingresamos a estos sitios lo hacemos de manera voluntaria, nosotros exponemos nuestras vidas, elegimos nuestros “amigos” y lo que decidimos compartir con ellos. Estas páginas sólo magnifican el alcance de nuestras acciones, pero al final somos nosotros los que decidimos.
Piénsalo ¿dirías en voz alta en tu aula de clase o en tu oficina las cosas que colocas en tu estado? ¿No? Entonces elige y limita quien puede leerlo, pero sobre todo, piensa lo que escribes. ¿Te molestaría ver alguna de tus fotos en una valla publicitaria? No la publiques, define quien puede ver las fotos en las que seas etiquetado y, sobre todo, en público hazte responsable de tus acciones y en privado no permitas que te fotografíen si no quieres.
Abre las puertas de tu intimidad sólo si estás dispuesto a asumir el riesgo, cuida a quién das acceso a tu información y no agregues a tu vida gente con la que no estás dispuesta a compartirla.
Las personas a las que das acceso a tu perfil en un segundo pueden exponer tu intimidad, incluso sin mala intención, basta un comentario público o una foto que no querías exponer. Y como si fuera poca la imprudencia ajena, nuestro propio descuido puede llevarnos a las situaciones más embarazosas.
Entonces, ¿la culpa es del facebook? Cuando ingresamos a estos sitios lo hacemos de manera voluntaria, nosotros exponemos nuestras vidas, elegimos nuestros “amigos” y lo que decidimos compartir con ellos. Estas páginas sólo magnifican el alcance de nuestras acciones, pero al final somos nosotros los que decidimos.
Piénsalo ¿dirías en voz alta en tu aula de clase o en tu oficina las cosas que colocas en tu estado? ¿No? Entonces elige y limita quien puede leerlo, pero sobre todo, piensa lo que escribes. ¿Te molestaría ver alguna de tus fotos en una valla publicitaria? No la publiques, define quien puede ver las fotos en las que seas etiquetado y, sobre todo, en público hazte responsable de tus acciones y en privado no permitas que te fotografíen si no quieres.
Abre las puertas de tu intimidad sólo si estás dispuesto a asumir el riesgo, cuida a quién das acceso a tu información y no agregues a tu vida gente con la que no estás dispuesta a compartirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario