La decisión de iniciarse sexualmente debería ser consciente y planificada para que se realice de una manera sana y agradable. Involucra riesgos tales como el embarazo no deseado, la transmisión de enfermedades venéreas o incluso la posibilidad de muerte por contraer el virus VIH, de lo cual es necesario protegerse.
Existe mucho miedo, culpa y remordimiento asociados a este tema y mucho desconocimiento acerca del cuerpo y de su función reproductiva. Los asistentes a los talleres de educación sexual reportan que su iniciación no fue planificada y que preferirían haberlo hecho de una manera diferente.
Existen diferencias entre los géneros respecto al tema de la iniciación sexual. El varón puede sentir presión de sus pares y otros adultos para iniciarse tempranamente, se ve empujado a decir sí a cualquier invitación femenina por el riesgo de ser considerado raro, mientras que las muchachas tienen un mandato dirigido a conservar su virginidad hasta después del matrimonio y a decir no a las presiones de su pareja para darle una prueba de amor.
Los hallazgos de la investigación sobre este tema indican que los jóvenes y adolescentes que reciben educación sexual se inician más tarde que quienes no la reciben. Además, cuando deciden iniciarse, toman más previsiones para reducir los riesgos.
La regla de oro para responder a esta interrogante es educarse e informarse, asumir el derecho a tomar las decisiones propias y en consecuencia ejercer la sexualidad en forma protegida y responsable con la persona elegida.
Tomado del Boletín CADH a Día que se distribuye gratuitamente en la Universidad Católica Andrés Bello.
Tomado del Boletín CADH a Día que se distribuye gratuitamente en la Universidad Católica Andrés Bello.
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